lunes, 21 de julio de 2014

Escapada a la Garrotxa- Día 1: Castellfollit de la roca y Castillo de Montagut


14 Julio de 2014 - 05:20h Sant Feliu de Llobregat

¡Al fin había llegado el día! la escapada de Julio a tierras volcánicas de la Garrotxa, donde alojándonos en la ciudad de Olot, visitaríamos lugares de gran interés de la comarca.

Después de dormir a penas dos horas (mi costumbre de ser un desastre no cambia xD) y dedicar como mínimo 40 minutos para peinar mi pelo rebelde. El cual estoy cada vez más convencida de que tiene vida propia... 


Llegó el primer, de una larga serie de inconvenientes, que se desencadenarían a lo largo de toda la mañana: ¡Se puso a llover que da gusto! (40 minutos de secador y cepillado para terminar haciéndome mi ya famoso moño T_T).
A paso rápido y mojándonos bastante, llegamos a la estación de tren de Sant Feliu de Llobregat. Donde cogeríamos un tren hasta Hospitalet y allí otro rumbo a Vic.
El trayecto en tren fue tranquilo y sin inconvenientes, además tuvimos suerte ya que nos tocó uno de los trenes antiguos (los asientos son más cómodos que el de los convoys nuevos, que son muy altos y muy rectos).
Al llegar a Vic, con unas ojeras considerables. Hicimos parada casi obligatoria en la cafetería de la estación, para pedir un café para llevar. 
Mientras esperábamos el café, fuimos testigos de la épica caída al estilo ninja (con croqueta doble incluida) de un hombre que seguramente iba aún más dormido que nosotros y que por suerte no se hizo nada... Después de su caída, un silencio un tanto incomodo reinó en la cafetería (los segundos que tardó el accidentado en ponerse en pié y seguir su camino tan tranquilo) que se rompió con las enormes carcajadas de un hombre que tranquilamente leía el periódico, las de Alejandro que se retorcía de la risa y el dependiente (y finalmente yo, que aún estaba con la boca abierta, sin terminar de creerme eso de que el hombre estuviera ileso).
Con el café humeante en mano, las mochilas a la espalda y con el dolorcillo en los pómulos de tanto reír. Salimos de la estación de tren para ir a la de autobuses TEISA, que se encuentra a pocos metros en la misma calle de la estación de RENFE. Donde cogeríamos el autobús que nos llevaría a Olot.


Después de tomar el café (y casi perder el bus ya que estábamos en la parada de Olost y no de Olot). Llegamos a Olot por el túnel de Bracons, en unos 45 minutos aproximadamente.
La estación de autobuses de Olot está a unos 5 minutos del centro, igual que el albergue Torre Malagrida (donde teníamos hecha la reserva) de modo que sobre las 09:00 de la mañana ya estábamos registrándonos en el libro de visitas del albergue. 


Este es el paseo Barcelona que queda justo en frente del albergue, en una bonita zona residencial plagada de casas señoriales y muy cerca del sinuoso y apacible río Fluvià.



La Torre Malagrida, se trata de una torre de estilo novecentista, rodeada de amplios jardines y construida a principios de los años veinte. Los interiores combinan el estilo modernista con un mobiliario moderno y funcional. Con capacidad para 80 plazas, comedor, sala de lectura, maquinas de bebidas ¡microondas! (solo por eso ya merece la pena xD).
La verdad es que quedé encantada con el albergue (que más que albergue te da la sensación de estar en un hotel de lujo) y los precios están muy bien: pernocta + desayuno = 15.55€ (temporada baja).








Pero, aunque el albergue era todo un lujo... como bien he dicho al principio de la entrada, una serie de inconvenientes no habían hecho más que empezar a aparecer y después de la lluvia mañanera aquí vino el segundo: 
Nuestro plan para el primer día era pegarnos el madrugón para llegar lo más temprano posible a Olot, instalarnos rápidamente en el albergue y iniciar la ruta circular de la zona volcánica de la Fageda d'en Jordà y Santa Pau (la ruta más larga de los cuatro días). Hasta ahí todo bien, las 9:00 de la mañana era una buena hora para iniciar la ruta, pero... la sonriente encargada del albergue (que nos recibió muy calurosamente, realmente me sentí como en mi casa) nos comunicó que no sería posible instalarnos inmediatamente en la habitación ya que tenía niños en el comedor y tenía que servir el desayuno (si, volvimos a coincidir con unas colonias para niños, esta vez de inglés). De modo que nos abrió una sala para que dejáramos las mochilas y muy a pesar nuestro decidimos ir a investigar un ratito la zona, mientras servían los desayunos... total, no nos iba de media o una hora...


Como antes de llegar al albergue habíamos hecho parada en el Hospici (edificio construido a finales del s.XVIII que actualmente alberga el museo comarcal de la Garrotxa y la oficina de información turística) para llenar de panfletos y mapas la mochila, bueno... MI mochila (he descubierto que Alejandro es experto en eso de coger panfletos informativos y que sin darme cuenta terminen en mi mochila xD. Aunque bueno, no se lo puedo tener muy en cuenta ya que él suele cargar con sus valiosos e in-criticables mapas ALPINA y las guías, que en conjunto acaban pesando más que los panfletos) de modo que nos percatamos de que junto al río Fluvià había un paseo de los llamados "itineraris saludables" que ya habíamos visto en una ocasión por Ribes de Freser (son itinerarios por zonas verdes donde se fomenta el deporte y los hábitos saludables, haciendo incluso que en alguno de estos itinerarios esté prohibido fumar).
De modo que premiamos a nuestra vista con el bonito paseo de Sant Roc, junto al murmullo del río, hasta llegar a la fuente de Sant Roc (lugar por donde pasa el Camino de Santiago).


Y como no... nuestro primer selfie de la escapada a la Garrotxa :)

Después del paseito volvimos al albergue, comenzaba a ser un poquito tarde ya para iniciar la ruta prevista, pero bueno, si nos dábamos brío con las mochilas tampoco íbamos tan mal de tiempo. Pero... los imprevistos seguían:
Al llegar de nuevo al albergue, la encargada sonriente nos recibe con un "Ja esteu aquí? (¿ya estáis aquí?)" un tanto preocupante "a ver que pasa ahora" pensé. 
Una mujer, un tanto seria, apareció entonces y le dijo a la encargada del albergue que en un rato volvía y esta le contestó que le fuera bien el medico... 
Al irse la mujer, la jovial encargada nos informó de que aún no podríamos instalarnos "Aneu fent eeeh cap problema, jo us guardo les motxilles, aneu fent aneu fent! (¡Ir haciendo eeeeh, ningún problema, yo os guardo las mochilas, ir haciendo ir haciendo!)" nos decía. 
Resulta que la mujer que se había ido al medico, era la que limpiaba las habitaciones ¡y que casualidad, las de nuestra planta aún no las habían hecho!. De modo que con una sensación entre confusión, risa e impotencia (ya que nada estaba saliendo como teníamos planeado) decidimos ir a comprar la comida al Lidl y de paso ver un poco el centro de Olot.
Estaba claro que la ruta por la zona volcánica de la Fageda no la podríamos hacer ese mismo día, ya era demasiado tarde... de modo que, mientras comprábamos las provisiones para los próximos días, decidimos dejar esa ruta para el día siguiente y pasar para el día de hoy la de Castellfollit de la Roca y el castillo de Montagut (la ruta era más corta y habían más horarios de autobuses).


Y así lo hicimos. Después de comprar, ¡al fin! pudimos ver nuestra habitación y instalarnos. Y tranquilamente nos dirigimos a la parada de autobuses que había junto al ambulatorio (muy cerca del albergue) para ir a Castellfollit de la Roca.
¡Pero los inconvenientes ese día eran, y con perdón, un grano en el culo!: 
Ya llevábamos rato esperando... que extraño, sin duda venía con retraso el autobús, ya que teníamos todos los horarios... y entonces vimos un autobús que paraba justo en la estación de en frente y que nos hizo dudar sobre si estábamos o no en la estación correcta... y seguimos esperando. 
Al rato, llegó un autobús. Después de que Alejandro le preguntara al conductor, efectivamente nos dimos cuenta de que estábamos en la parada equivocada y que habíamos perdido el bus. ¡Ahora debíamos esperar otra media hora! como ya no nos fiábamos de esas paradas, decidimos ir a la estación central (la que queda cerca del Hospici) y preguntar directamente en las taquillas.
Una vez en la estación, nos informaron de que debíamos cogerlo fuera del recinto, ya que eran los autobuses de la linea transversal y que el billete lo pagaríamos directamente al conductor, si nos dábamos prisa podríamos coger el siguiente... así que a paso ligero salimos, de nuevo, del recinto ¿sería la parada de la calle de en frente o la de la misma donde nos encontrábamos?... ¡justo pensando eso, apareció un autobús por el lado derecho! ¡tenía que ser ese sin duda!. 
Cruzamos esquivando los coches y mientras el autobús abría las puertas, un segundo autobús comenzaba a parar en la acera de en frente... "¿vas a Castellfollit de la Roca?" preguntó  Alejandro al conductor "No, es el otro" respondió señalando el otro autobús que recién había parado justo en la calle de en frente...
Corriendo volvimos a esquivar coches para cruzar y coger nuestro autobús de una vez por todas ¡y suerte de que una señora llevaba un carrito de bebé y había entretenido un poco al conductor para ayudarla a plegarlo y guardarlo en el maletero, que sino lo perdíamos seguro!.


Después de habernos sentido bastante "globeros" como suele decir Alejandro (lo que para él viene a significar: novato, pixapins, guiri...) y habernos reído un poco de la mañanita que llevábamos, al fin llegamos a Castellfollit de la Roca.
Castellfollit de la Roca es uno de los municipios más pequeños de Cataluña, con menos de un kilómetro cuadrado. Situado a 296 metros de altitud, sobre un risco basáltico (risco de más de 50 metros de altura y casi un kilómetro de longitud).



De Castellfollit de la Roca nos habían recomendado visitar el campanario de Sant Roc (de libre acceso y donde a parte de ver una exposición de arte, se puede subir hasta arriba para observar las vistas) y probar las magdalenas gigantes de Cal Tuset donde tienen denominación de origen.





Dejando atrás el campanario, bordeamos el pueblo por uno de los itinerarios pedestres, envuelto por huertos e higueras, hasta llegar al puente desde donde las vistas del risco basáltico junto al Fluvià eran dignos de fotografiar.




Entrando ya en el municipio de Montagut i Oix, iniciamos la ruta hacia la montaña del Cós (donde se encuentra el castillo de Montagut y la ermita del Cós a 612 metros de altitud).





El itinerario que seguimos fue una ruta hecha por Itinerànnia, bastante bien señalizada y de fácil trayecto (aunque todo el camino es subida, subida y más subida, la sudada está asegurada).


El paisaje, de intensas tonalidades verdes, setas gigantescas de tonos rojizos y lianas que compiten por alcanzar las altas cúpulas de follaje que tapan el cielo. Te traslada a un mundo mágico, de leyenda. Donde el graznido de los brillantes cuervos podrían confundirse con los sortilegios de dos hechiceras, escondidas en la profundidad oscura de la vegetación. Donde los troncos nudosos de los robles albergan el agua fresca y cristalina de la lluvia, como si de cuencos naturales se tratara y el musgo, que viste rocas y troncos, hace de sedosa alfombra para el camino... ¡un placer para la vista y la imaginación!




En el alfeizar de la ventana de la ermita había una libreta y un bolígrafo, donde la gente que sube hasta allí puede escribir lo que quiera... y después de comer, tanto Alejandro como yo dejamos nuestro testimonio (donde hice un poco de publicidad del blog :P y con suerte, algún día, recibiré algún comentario desde tierras volcánicas de la Garrotxa diciendo que han leído mi comentario en la montaña del Cós xD).




Las vistas desde la cima de la montaña del Cós son fantásticas y después de la subidita, la brisa que corre en el mirador es de agradecer.



Después de descansar, comer y dejar nuestro testimonio en la libreta del santuario, volvimos sobre nuestros pies, de vuelta a Castellfollit de la Roca. Con ganas de ver esas famosas magdalenas del Cal Tuset que decían que son tan buenas...




Después de babear frente al mostrador de la tienda (y fábrica) de Cal Tuset, me decidí por comprar el "magdalenote" de chocolate blanco rellena de crema de chocolate blanco ¡¡aún no me explico como pude aguantar la tentación!! ya que me la guardé para el desayuno del día siguiente... Alejandro se compró tres magdalenas, si no recuerdo mal: una de chocolate con mermelada de naranja, otra natural y otra de chocolate.


El día había sido muy intenso, y mientras esperábamos el autobús (en la acera correcta, aunque no había cartel ni parada) el cansancio comenzó a hacerse notar... y es que entre el viaje, las pocas horas de sueño, el reestructurar los planes según los imprevistos etc... ya era más que suficiente para el primer día.
Al llegar al albergue, nos fuimos directos a por una buena ducha y a cenar tranquilamente. Las visitas nocturnas por Olot ya tendríamos tiempo de hacerlas más adelante. 
Después de planificar los pocos cabos sueltos de la ruta por la zona volcánica de la Fageda, que haríamos al día siguiente, nos fuimos a dormir. Y En menos de diez minutos, después de apagar la luz, ya estábamos durmiendo a pata suelta...

¡Por cierto se me a olvidado mencionar otro imprevisto!: antes de ponernos en marcha hacia Castellfollit y antes de todos los problemillas con los autobuses voy y descubro, muy a mi pesar, que me había dejado la tarjeta SD de la cámara en casa... ¡genial! de modo que otro gasto añadido al viaje: comprar una tarjeta SD... lo que por cierto se convertiría en otro nuevo imprevisto más adelante. Pero ya se sabe, eso forma parte del siguiente capítulo ;D.