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18 de Junio de 2014
Y llegó el día... ese que aunque alegre y lleno de sorpresas, tiene un sabor agridulce: el día de la vuelta a casa.
Después de pasar una buena noche (dormí como un tronco), una musiquita suave y relajante se "coló" en mis sueños, haciendo que me despertara dulcemente (nada que ver con mi despertador, con el sonido de un gallo a todo volumen, que me pongo estratégicamente en la otra punta de mi habitación para no lanzar el móvil contra la pared). Y junto al despertador, se hizo la luz, acompañada de un frescor que hizo que me acurrucara debajo de las sabanas.